EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ
Por: Bernot Berry Martínez (bloguero)
La gran realidad es que el respetable premio conocido como el Nobel de la Paz lo han ido transformando en algo sin valor, esencialmente desde que se lo dieron al presidente de EE.UU, el mulato Barack Obama, un politiquero con apenas meses en el poder, quien no había hecho nada por la paz mundial, sino todo lo contrario: aumentó las tropas yanquis en Afganistán, creó más bases militares por el mundo, en especial en naciones latinoamericanas, alertó a la Cuarta Flota, mandando buques de guerra --portaaviones y submarinos-- y miles de soldados a Costa Rica, país que no tiene ejército... Es más, en el mismo instante en el cual él recibía el Nobel de la Paz, estaba Israel, su aliado preferido en el Medio Oriente, bombardeando de forma espantosa a los pobres palestinos que viven en la Franja de Gaza, matando e hiriendo a miles de personas. No obstante, Obama calló esa carnicería cobarde, absurda, demencial, mientras orgulloso se llevaba un premio inmerecido, no teniendo el honor, mucho menos el coraje y la dignidad de devolverlo a sus organizadores en Suecia. Esto demuestra lo hipócrita que es. Ese individuo es mucho más peligroso que Busch, lo dice su sonrisa cínica que posee. Porque si alguien sabía perfectamente que no había hecho absolutamente nada por la paz del planeta era él mismo. Es que sabe moverse como una serpiente de cascabel. ¡Diantre, lo que nos aguarda con este mulato, made in USA, es terrible! Lo escribí en un blog anterior: Barach Obama es capaz de todo, incluso de eliminar a millones de personas y quedarse fumando, contemplando con satisfacción su destructiva obra. ¿Lo dudan?
Bueno, ahora se vuelve a dialogar del Premio Nobel de la Paz. Algunos adulones diputados dominicanos confiesan que deberían dárselo a Leonel Fernández por su excelente trabajo a favor de los haitianos y su labor en Honduras. Para nada hablan sobre las heroicas abuelas de la Plaza de Mayo. Es que el ‘lambonismo’ en Dominicana es tremendo. Esa gente vive de eso. Otros congresistas de la oposición se pronunciaron contra tal posibilidad, aduciendo que eso sería una barbaridad. Hasta uno señaló que en el gobierno de Leonel había asesinado a demasiadas personas para dárselo. Sin embargo, ese mismo tipo no dijo absolutamente nada, haciéndose cómplice, cuando a Obama se lo entregaron en bandeja de oro. Es más, se conoce que ese individuo le mandó un telegrama de felicitación. Vaya, ahora se le olvidó que el presidente de EE.UU es culpable de tantas matanzas que hay por en el mundo, de guerras, del Golpe de Estado en Honduras, y que está desesperado por atacar a Irán para robar su petróleo, asimismo a otras naciones, incluyendo latinoamericanas. Entonces, mediocre, ¿dónde metiste tu larga lengua, cuando silenciaste aquella ilógica entrega del Premio Nobel de la Paz a Obama?
¡Repito a los vientos del mundo: el de ahora debería ser para las abuelas de la Plaza de Mayo de Argentina!
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