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Bernot Berry Martinez (Turenne)

Los indomables palestinos

 

  

                                          Los indomables palestinos

 

Por: Bernot Berry Martínez

 

 

    Todo pueblo que luche por su Nación contra el invasor de su tierra debe ser mirado con admiración y respeto. Es lo que acontece con los palestinos. Poseen una inmensa dignidad por la libertad. Tienen una lucha que se pierde en la curva del tiempo contra sus implacables y sanguinarios enemigos, los hebreos o judíos, partidarios de la bíblica frase del Viejo Testamento “ojo por ojo y diente por diente”, gente de tribus nómadas, esclavos de los egipcios. Su enorme multiplicación como conejos hizo que sus dominadores echaran buena parte de ellos de Egipto, principalmente los monoteístas, porque consideraron que representaban un gran peligro interno en caso de una agresión de otra potencia. Los egipcios dejaron que se llevaran sus animales y dinero, para que pasaran menos dificultades. Es que eran civilizados y educados, ese país dominante de aquella región. Su ancestral cultura asombra actualmente cada vez más.   

    Los judíos se fueron llorando, maldiciendo, obligados por las espadas, lanzas y flechas envenenadas de las milicias. Se largaron con gran pena a vagar por el desierto, peleándose de acuerdo a su origen tribal. Muchos trataron de retornar a Egipto, en donde había agua y comida en abundancia, pero los soldados los hacían regresar hacia la soledad del Sahara.  

    Los hebreos se fueron alejando de Egipto. Los dirigía un hombre barbudo, rudo, de nombre Moisés, el cual les hablaba de un supuesto dios llamado Jehová con el cual dizque él se comunicaba. Les dijo que ese dios los había escogido para hacer con ellos un poderoso país en donde corría la miel y leche como ríos.

    Por más de 40 años caminaron sin rumbo. Pero aquel Moisés poseía gran don de mando. Se afirma que hasta tuvo tiempo de escribir en medio de un pueblo odioso, sumamente corrupto, relatando los cinco primeros libros de la denominada Biblia, el llamado ‘Pentateuco’, textos llenos de fábulas fantasiosas. Ya cansados de caminar por las arenas del desierto, el barbudo los abandonó, desapareció, quedando los judíos al mando de unos asesinos que comenzaron a robar a las débiles tribus con las cuales se encontraban. A todos mataban, no dejando viejos y niños porque así lo quería su dios sanguinario, quien gozaba con las matanzas mientras exigía ser adorado como cualquier rey humano. Era un ardiente idólatra, llegando hasta nuestros días con los dogmáticos. 

    Y así fue pasando el tiempo. Los hebreos se iban apoderando de toda tierra que hallaban en su sanguinario paso, quitándoselas a los verdaderos dueños de esas tierras, robándoselas, hasta que los romanos, nuevo poderoso imperio, los conquistó por muchos años. Pero los palestinos continuaron su contienda, ahora tratando de expulsar al nuevo invasor en tanto los judíos alababan a sus nuevos amos, comprando los más pudientes la ciudadanía romana. Con el paso de los años el lugar se convirtió en muy estratégico. Toda potencia que surgía deseaba conquistarla, hasta que los turcos y su Imperio Otomano se la apoderaron. No obstante, la perdieron en la Primera Guerra Mundial, conquistándola el Imperio Británico. Pero el Reino Unido, muy influida por el poder económico de los sionistas-judíos, se la entregó a éstos luego de la 2da. Guerra Mundial, 1948, formándose el terrible y cruel Israel. En pocos años lo convirtieron en una gran base militar regional para los norteamericanos y sus aliados. Y la guerra continuó entre palestinos y hebreos. El odio entre ambos es inmenso. No existe compasión, principalmente por los judíos. Y ahora Israel es peor porque posee todo tipo de armamentos –se asegura que recibe 30 mil millones del dinero que pagan los contribuyentes norteamericanos--, incluso atómicos, obsequiados por su más fiel aliado: los Estados Unidos de América, un imperio que se cree dueño del planeta, bombardeando a cualquier país que no acepte sus órdenes. Sin embargo, ¿hasta cuándo? Sólo el tiempo lo dirá, el cual se sospecha que no está lejos, ya que se va en camino de desmoronarse. Entre tanto, los sionistas-judíos continúan con sus matanzas contra los palestinos. Desean exterminarlos. Les lanzan toda clase de bombas, cohetes y cañonazos con ese sadismo que les caracteriza. La Faja de Gaza, un terrenito en donde se refugian miles de palestinos son bombardeados constantemente, callando muchas naciones tal genocidio por temor a USA. Realmente es una vergüenza conocer cuanto efectúan los sionistas-judíos. Y están levantando un enorme muro como lo hace Norteamérica en México. Y festejan esos hipócritas la caída del Muro de Berlín, lo que trajo más división en Alemania, haciendo a los orientales ciudadanos de segunda clase y discriminados. Y hablan los judíos de que los nazis les exterminaron supuestamente 6 millones, cuando en realidad la mayoría fueron alemanes izquierdistas, gitanos, polacos, franceses de la Resistencia, etc., pero poquísimos sionistas capitalistas, ésos que hacen las guerras para obtener grandes beneficios. ¡Qué farsantes son los escogidos del dios Jehová!

   Pero estoy seguro que al final los indomables palestinos derrotarán a los hebreos-sionistas, y recuperarán su tierra. Nada dura por siempre. Es por eso, palestinos, que inclino mi cabeza en honor a su incesante lucha frente contra a los descendientes de esclavos, los hebreos-judíos. 

    ¡Animo, la victoria se halla cerca, lo juro en nombre del verdadero Dios Universal, el de amor, humanista, no idólatra, Creador de cuanto existe en el Cosmos!                               

   

   

               

        

    

        

 

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