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Bernot Berry Martinez (Turenne)

'A DON JUAN BOSCH''

 

Por Bernot Berry Martínez  (bloguero) 

 

Ayer se cumplieron 48 años de que Ud. fue quitado de la presidencia que el humilde pueblo dominicano lo puso para dirigier el Estado en aquellas límpidas elecciones celebradas en diciembre 1962.

Vaya, profesor, aún recuerdo el apretón de manos que nos dio a cada uno de los jóvenes que estábamos en el parque Colón de nuestra capital, y esa sincera sonrisa suya que nunca se me ha ido de la mente.

¡Cuánta fraternidad y amor a su gente poseía! Puedo asegurar que jamás me he encontrado con un hombre con tanta ternura. Sus azules ojos reflejaban toda su interioridad.

Bien sé que su distinguida Constitución de 1963 ha sido la mejor que hemos podido elaborar. Y sin embargo, la misma fue lanzada en lo más profundo del Mar Caribe y nunca nadie se ha atrevido a sacarla de allí. Es una especie de traición a su memoria histórica y a los miles de muertos que por ella combatieron, murieron, quedaron heridos, muchos sin piernas ni brazos, todavía traumatizados por cuanto después aconteció.

Soy uno de ésos que aún no se reponen de los tantos fracasos por los cuales la República ha navegado en esos océanos tempetuosos por seres crueles, siniestros, malignos, negociantes de la política.

Usted ha sido el único presidente dominicano que bajó del poder más pobre que como subió. Fue un real político que ansió y trabajó para bien de sus gobernados.

Ese Golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963 es la causa de como nos hallamos. Y jamás saldremos de tan lamentable situación caótica, de libertinaje, de politiqueros que en pocos meses son millonarios.

Lo suyo ha ido quedando poco a poco atrás. Usted es un punto en el espacio que se irá extinguiendo en el transcurso de poco tiempo, a medida que vayan falleciendo quienes vivieron en su buen gobieno. Las generaciones jóvenes no lo recuerdan, como tampoco a Duarte y Luperón. Sus mentes están vacías, llenas de ilusiones por olbtener dinero fácil, como sea.

Querido don Juan, enorme escritor y decente y buen político, le brindo mi mano que una vez estrechó con franqueza, respetando la alta dimensión en que se halle.

Gracias profesor por haberle conocido y de leer sus excelentes textos de literatura, llenos de muy buena prosa y sabiduría.

¡Fue uisted un bello clavel brillando en medio de la nada!   

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