Blogia
Bernot Berry Martinez (Turenne)

'ESE BATEADOR DESIGNADO'

                   

Por: Bernot Berry Martínez    (Bloguero)

 

    Realmente al bateador designado de la Liga Americana lo pusieron con la finalidad de darle más emoción al juego de pelota, ya que de esta manera tales profesionales podrían dar más batazos largos, sustituyendo al lanzador que regularmente no batea mucho o nada, con ligeras excepciones. 

    Estos bateadores designados por lo regular no son fijos, y muchos son rotados según lo considera el dirigente del equipo. Desde luego hay algunos que se encuentran fijos en esa posición, que no juegan el beisbol,  y solamente se hallan en el conjunto únicamente para batear, sólo para eso. Y se van convirtiendo en bateadores. Prácticamente se olvidan de la posición en la cual jugaban. Y si lo ponen en un juego, con regularidad lo hacen mal, cometen muchos errores, pues ya se han ido acostumbrando a batear, no saben hacer otra cosa. Ellos esperan en la cueva de su equipo a que le llegue su turno. Y el dirigente, conociendo que juega mal, lo deja sentado, tranquilo, sobre un gran almohadón para que sus nalgas descansen en tanto le llegue su oportunidad de ir a batear.

    Eso es cuanto pasa con el bateador –no jugador-- llamado David Ortiz, cuya posición regular era la difícil primera base. Empero, como es un mediocre jugando esa posición que tanto ha cambiado, (sólo hay que ver al bostoniano González o al yanqui Teixeira) le observamos como bateador designado, quieto en la banca encima de un gran cojín. En otras palabras, Ortiz no es un jugador completo, es un potente bateador designado regular, fijo, el cual le rinde bastante a su equipo. Pero no juega. No es completo. No es bueno en su posición, y por lo regular eso lo tiene frustrado porque en el fondo él quisiera ser tan bueno como otras primeras bases. Pero tiene que seguir así, aunque no lo anhela, ya que la realidad es la que manda. Es más: si esa posición no existiera en la L.A., muchas personas conocedoras del béisbol –no los adulones cronistas dizque deportivos coge dólares—David Ortiz y otros como él no estuvieran en las grandes ligas, sino en una liga menor, o en México, Corea, etc.     

    En la fallida Rep. Dominicana los peloteros profesionales son contemplados y queridos cuales dioses. Los gobiernos los tienen como ‘embajadores’ de buena voluntad. Ellos traen de Norteamérica y otras latitudes cuanto les viene en gana, esencialmente vehículos lujosos sin pagar impuestos. Hacen y deshacen sin que les pase nada. Matan a balazos y apalean a cualquier infeliz y nunca son condenados, saliendo a cumplir sus compromisos con el béisbol profesional porque el dinero hace callar conciencias, tanto en las familias de las víctimas como de los denominados “cronistas deportivos”. Recordamos en cierta ocasión, en el Estadio Cibáo, que un grupito de peloteros del Escogido, a consecuencia de las burlas que les hacían ciertos fanáticos contrario, entre ellos David Ortiz, quienes subieron a las graderías y agredieron a varios de ellos. Un joven fanático recibió un golpe con un bate en la cabeza que quedó muy mal: se dice que aún no se ha recuperado. Aquí, los medios poco dijeron sobre tal incidente, distorsionándolo. El dinero, básiga, los dólares compran conciencia. Pero quien lo hizo debe sufrir remordimientos. Empero, como todo se paga aquí, estamos más que seguros que a él y los suyos tiene que acontecerle algo peor. Es la Ley de la Compensación. Lo mismo les ha ido pasando a esos peloteros matadores y atropelladores de jóvenes. Son soberbios, resentidos, y se enojan con cualquier lanzador que le pase un lanzamiento cerca, muy distinto al gran Alex Rodríguez, Jeter, González, Pujos, etc. a quienes les dan pelotazos y se van a la inicial o salen del juego.           

    Los gobiernos de turno disponen en navidad al Palacio Nacional de relajo. Es que en su afán politiquera les hacen enormes fiestas a esos peloteros que cuestan un dineral a este pueblo hambriento. Lo ponen como una discoteca gigantesca, en donde se los ve borrachos, bailando como locos, tirados en cualquier rincón del mismo. Hasta varios cronistas deportivos se les nota moviendo la colita, disfrutando su lambonería… Al otro día, en plena madrugada, los trabajadores deben limpiar hasta vómitos, recoger botellas por todas partes, y hasta prendas íntimas... Pero como son peloteros, dioses, nadie dice nada. Los periódicos callan lo que el huracán de tigres y tigresas que pasaron por nuestro otrora “honorable” Palacio Nacional.

    Sin embargo, como no recibimos un dólar de esos peloteros, tampoco nos interesa, no tenenemos que esconder nada, aunque en nuestra juventud jugamos mucha pelota con amor, disfrutándola. Por lo regular vemos ciertos juegos por televisión, escuchando a esos ‘cronistas’ adulones, gallaretas, que a veces los tenemos que silenciar.

    En mi caso soy periodista independiente y mediocre escritor. No obstante, “la palabra es para decir la verdad, no para encubrirla”, lo dijo Martí.   

    ¡Arriba el Derecho a la Libertad de Expreión!                   

 

 

 

 

0 comentarios