"!UFF, ESOS POLITIQUEROS DOMINICANOS!"
Por: Bernot Berry Martínez (bloguero)
Los denominados ‘políticos’ de esta sufridísima fallida nación –la mayoría de la peor clase, naturalmente con escasas excepciones--, tienen a los habitantes en condiciones ansiosas. Esos vagos no nos dejan en paz. Como todo lo tienen resuelto, casa, comida, dinero, prensa para figurear, deben hacernos la vida difícil para justificar sus bonanzas. ¿Acaso no poseen imaginación para darse cuenta que sólo un puñado de resentidos los sigue? La mayoría del pueblo no quiere saber de elecciones, absteniéndose de acudir al famoso ‘matadero electoral’. Tienen hartos al sufrido pueblo de a pie, el cual se está cansando y pudieran unirse y guillotinarlos, ejecutarlos a todos para que no sigan molestanto más. El pan se gana trabajando, y ningún politiquero lo hace: son vividores de la peor especie. Necesitamos que nos dejen en paz para trabajar, educarnos, meditar, contribuir en algo para el desarrollo de nuestra necesitada humanidad. Por eso es excelente ser independiente, libre, ir a donde nos plazca, caminar con el silencio, reflexionar frente a un lagunato o tranquilo mar. Es que no es bueno tener un “señor” con dientes de sierra dándonos órdenes…
¡Vaya-vaya, quienes se encuentran en esa posición adulona son individuos sin propósito beneficioso para el mundo! Son insignificantes, sea para el gobierno o los poderosos con dinero a granel. Pero les digo lo siguiente a tales personas honestas, sin bozales, cuando ustedes noten a un sujeto andando en vehículo que le queda grande, con ropas lujosas, y dos o tres tipos con caras de malos junto a él y mirando mal a cuantos se le acercan, comprendan de inmediato que se trata de un bandido narcotraficante, lavador o politiquero, un enemigo de la sociedad, culpable de que muchos jóvenes vaguen por nuestras calles cuales sonámbulos o en centros de recuperación, esto a consecuencia del consumo de substancias dizque prohibidas. Poseen la culpa de tantos muertos. Y eso no es aquí solamente, en Norteamérica es bastante peor. Los del imperio enseñan a los nuestros, igualmente en otras naciones. Los gringos son quienes manejan a la perfección y con doble moral esas cosas tan terribles, causantes de numerosas violencias.
El valiente Cardenal López Rodríguez, a quien admiro por su seriedad y verticalidad, un religioso que debería ser el Papa, le ha echado la culpa a los yanquis sobre cuanto sucede con las drogas. Incluso llegó a decir que ellos son quienes mantienen al tal Agosto haciendo de las suyas. Eso es lo que se llama un ser corajudo, aunque ciertos medios no lo informaron como él lo comunicó, pues lo hicieron distorsionándolo, de forma acomodaticia para no herir a sus amos del norte. Es que en Rep. Dominicana la prensa está muy controlada por poderosos empresarios. Los periodistas honestos, no los vendidos, tienen el real Derecho de informar al pueblo cuanto sucede. Ellos deben hacer malabares para cumplir con su sagrado deber. Es por eso que los intimidan, asesinan, secuestran, desaparecen por siempre. Realmente es un oficio peligroso el periodismo. Las autoridades corruptas los odian, igual que los sinvergüenzas del narco. Y lo grande que la comunicación seria es hermosa, ya que nada es como mantener a un pueblo ligeramente bien informado. Yo escribo en este espacio cuanto desee. Desde luego, es muy limitado, casi nadie lo lee aunque lo hago de corazón, sin ganar un peso. Es por tanto que les doy las sinceras gracias a quienes se atrevan a efectuarlo. No tengo rencor contra nadie. Es mi manera de ser, narrar sin cortapisa, sin que me llamen la atención esos arrogantes correctores de estilo, el Jefe de Redacción, etc., todos con inmenso miedo de perder su empleíto, con botellas de ron en sus gavetas. A todos les recuerdo el dicho: “la pluma siempre vence a la espada”.
No tengo compromiso con nadie, sino con mi conciencia. Escribo en este blog cuanto me plazca. Y lo seguiré haciendo hasta que me paren los dueños, eliminándolo con un teclado como a veces hacen, poniendo en su lugar y con cinismo, “error en página”. Mientras tanto, debo continuar caminando con rumbo a la radiante luz que observo hacia el allende horizonte. Ella pertenece a los hermanos superiores que nos protegen de tantos farsantes que nos rodean cuales hienas.
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