ESTAMOS CONTIGO, JUEZ GARZON
Por: Bernot Berry Martínez (bloguero)
El excelente juez Baltasar Garzón, valeroso y honrado hombre de justicia, ansiando complacer a muchas personas que acudían a su despacho con la finalidad de que indagara adónde el franquismo-falangista-fascista sepultó a numerosos de sus parientes, asesinados en la Guerra Civil y durante aquel régimen de terror que azotó España por cerca de cuatro décadas. Entre esos ejecutados había republicanos, antimonárquicos y demócratas. Los familiares desean conocer el lugar de sus sepulturas para con seguridad trasladarlos al cementerio, llevarles flores, llorarlos, meditar junto a donde pusieron los restos. Es algo justo cuanto anhelan, y de igual forma, pensamos, así lo quiere el juez Garzón.
Empero, ¿qué ha pasado? Bueno, la monarquía criminal y adulona de los yanquis (antes lo fue de los nazis), se sintió molesta por tales indagaciones, miedosa de que su cruel pasado saliera a flote, armándose tal vez un tremendo escándalo. Por tanto, hicieron que unos cinco “jueces” desestimaran cuanto comenzaban a investigar el juez Garzón y sus ayudantes, tratando de que la caja de pandora no se abriera y salieran las verdades que posee a recorrer este ya pequeño planeta, pues el avance tecnológico de tal manera lo ha puesto, “un aldea global”, así lo llaman. Estos monárquicos no tienen honor. Por eso sus oficiales hacen que los soldados cometan la apostasía de gritar: “Dios salve al rey”. El rencor corroe sus entrañas. Los defensores de la monarquía están dispuestos a volver sobre las huellas de su penoso pasado en caso de que su amo y señor lo exija. No obstante, éstos no conocen que otros tiempos dominan al mundo, y que lo verán a medida que se aproxime el 2012.
Claro, por lo informado más arriba fue que los monárquicos prohibieron al destacado magistrado Garzón de continuar con sus pesquisas. Sin embargo, esto es el comienzo. Están preparando llevarlo al Tribunal, despojarlo de su investidura y condenarlo a varios años de prisión por traición a la obediencia de ese régimen espantoso y cruel. Es que la ultraderecha no juega. Es funesta y cobarde defendiendo sus putrefactos títulos. Es indispensable que la desaparezcan por siempre. Hay que legislar una Ley para eliminarla, lanzarla en lo más profundo del Océano Pacífico. Pero no solamente a la española, sino a la siniestra inglesa, a todas cuantas existan en el mundo.
Señores, siempre se ha dicho que la monarquía es poderosa y que no perdona. Es sumamente vengativa. Estudian a Maquiavelo desde la infancia, siendo su principal profesor. Por tanto, cada vez debemos admirar más a la grandiosa Revolución Francesa. Ella indicó el camino contra esos monárquicos y sus hipócritas consejeros, los curas pedófilos. Se debe eliminar a esos parásitos que viven del humilde pueblo. Es imprescindible que los ciudadanos tomen conciencia.
Detrás de cuanto acontece al inmenso moralista, honesto y justiciero juez Garzón –el que le hizo el lío al fascista criminal Pinochet y ahora quieren tomar venganza-- se puede tener la certeza de que se encuentra la mano del rey Juan Carlos I, traidor de su padre, Juan de Borbón, el nieto de Alfonzo Xlll, todo con el consentimiento de las Cortes Españolas, puestas por el asesino Franco para llenar cierta apariencia, ya que hasta el más bobo de los españoles sabía que quien mandaba desde el 1939 era el tirano Franco, a quien el cura mayor, Papa, lo tituló “caudillo de España por la gracia de Dios”.
En la conciencia del rey Juan Carlos, uno de los individuos más ricos del mundo, hay una mancha que le crece con el tiempo. Hasta sus familiares cercanos le temen a su rabia impetuosa. Afirman que se despierta con cierta frecuencia durante las noches con terribles pesadillas, dando gritos, sudoroso, los ojos muy abiertos, jadeante. Dicen que la figura de su hermano Alfonzo se le aparece señalándole, acusándolo de su muerte. Alfonzo era el preferido de la mayoría de los monárquicos españoles. Con regularidad Juan Carlos visita a un siquiatra muy discreto, tratándolo sobre esos sueños, así comentan las esposas de los integrantes de las “Cortes Españolas”, haciéndose eco la prensa sensacionalista, poniéndose rabioso Juan Carlos, quien a veces coge una espada y se pone a dar espadazos contra las paredes. Se asegura que el príncipe Alfonzo era envidiado por el ignorante Juan Carlos, y por esto lo eliminó en un supuesto accidente cuando dizque se le escapó un tiro de un revólver con el cual apuntaba a su hermano. Se considera que le tenía una envidia tremenda porque Alfonzo era todo lo contrario a él, principalmente en astucia militar e inteligencia, un ser apto para gobernar. La muerte del príncipe Alfonzo aconteció un Jueves Santo del 29 de marzo 1956, en Inglaterra.
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