GENERAL VICENTE EVANGELISTA, 'VICENTICO'
Por: Bernot Berry Martínez (bloguero)
Aunque no hemos podido averiguar su fecha de nacimiento, conocemos que nació en el Seibo. Era un hombre alto, mestizo claro, de pausado hablar, valiente y con gran carisma. Se afirma que fue militar desde temprana edad, recibiendo su bautismo de fuego en guerras intestinas, demostrando compañerismo y heroísmo.
No aceptó la ocupación del país en 1916 por tropas norteamericanas, alzándose en armas contra dicha intervención, llegando a ser el Comandante de los Guerrilleros del Este, quienes opusieron una tenaz resistencia a los invasores en estas regiones orientales, infringiéndoles importantes bajas a sus tropas, igualmente a sus mercenarios criollos vendidos a los estadounidenses. Está considerado como el ‘único general dominicano que enfrentó a los yanquis durante aquella oprobiosa invasión’, así lo afirma don Julio Gautreau, seibano de pura cepa, músico, profesor, autor del libro “Vicentico: Héroe y Mártir Dos Veces”, quien le puso la melodía a la criolla ‘La Gaviota’ de don Juan Bosch.
Asegura don Julio que por la captura o muerte del general Evangelista los norteamericanos ofrecieron miles de dólares, no consiguiendo su objetivo. Las fuerzas patrióticas que él comandó pusieron en alto la tricolor Bandera en las praderas del Este. El patriota, verdadero héroe olvidado y de quien casi no se enseña en las escuelas con la finalidad de que el tiempo borre cuanto él y los suyos realizaron, llegó a comandar a más de mil hombres armados hasta de ametralladoras. La mayoría de esas armas se las quitaban a los propios soldados yanquis y sus lacayos. Aunque los altos oficiales norteamericanos enviaron numerosos asesinos a sueldos para matarle, fingiendo que se unían a su lucha patriótica, siempre llegó a descubrirlos, ejecutando a varios, pero a otros les daba una pela tremenda, soltándolos, dejándolos presos los yanquis o matándolos porque recelaban de ellos.
Don Julio Gautreau asevera que el general Vicente Evangelista rehusó un salvoconducto y miles de dólares para irse a Venezuela si dejaba de luchar con sus osados combatientes, igualmente una mayor cantidad si libertaba a unos supuestos ingenieros norteamericanos que había capturado. Esto deja dicho que él no peleaba por dinero, sino por el honor de Dominicana. Asimismo rechazó la gobernación del Seibo, si bien un tiempo después y por la incesante mediación de altas personalidades, hallándose también los ensotanados curas, aceptó la de Macorís. Se dice que lo hizo porque las demás regiones del país estaban tranquilas, nadie combatía contra los invasores. Es como si la mayoría de aquellos habitantes (capitaleños, cibaeños y sureños) contemplaban bien la vulgar intervención norteamericana, algo que con frecuencia se lo recordaban a ‘Vicentico’ los muy sabihondos intermediarios para que dejara su insurrección.
En cierta ocasión Evangelista fue mal herido en una emboscada. No obstante, ayudado por varios compañeros, pudo llegar a su cuartel de la ‘Loma de la Vaca’(*) en donde estuvo un tiempo inactivo, hasta curarse, volviendo a combatir con más bríos y patriotismo. A esos guerrilleros no les importaba el mote que les pusieron: “bandids” los norteamericanos y “gavilleros” aquellos mercenarios dominicanos, criollos que se pusieron al servicio de quienes mancillaron la Patria de Duarte y Luperón por míseros dólares, esencialmente Trujillo, sanguinario cuatrero, asesino, enfermo sexual, ladrón de terrenos, un real rufián, el cual en trece años llegó desde teniente, 1917, a la cima del poder político de Dominicana en 1930 porque así lo quisieron los estadounidenses.
Los imparciales investigadores que han rastreado con sumo cuidado la vida de ‘Vicente Evangelista’, aún no se explican la razón por la cual aceptó la Gobernación de Macorís. Algunos aseguran que él era pro germánico, efectuándolo con la intención táctica de introducir armamentos por el puerto local con ayuda de los alemanes en un buque neutral (¿tal vez para después atacar la capital?), ya que cuando aquello aconteció la Primera Guerra Mundial se encontraba en plena vigencia y los germanos anhelaban en gran manera extenderla, esencialmente en una nación intervenida del Caribe Latinoamericano. Y quizá por la citada posibilidad fue que luego de firmarse aquel ‘Tratado de no Combate’, el Alto al Fuego entre las partes suscrito entre ‘Vicentico’y un supuesto alto oficial yanqui ( luego se averiguaría que era un matón sargento gringo disfrazado de coronel), nuestro héroe y parte de sus combatientes (Evangelista dejó buena parte de su tropa entre los cerros con los mejores armamentos al mando de Ramón Natera por cualquier posible engaño y siguieran combatiendo), fue recibido con honores en la Gobernación por la población y autoridades. Esa edificación se hallaba en aquel tiempo frente al Parque Duarte.
Entonces los norteamericanos, como buenos descendientes de los monárquicos ingleses, se quitaron su horrible e hipócrita careta (algo no raro en ellos), y sin respetar lo pactado, el Documento para dejar de batallar, le condujeron preso a su cuartel de Miramar --éste estaba por donde se halla el ‘Hotel Macoríx’--. Varios sujetos certifican que fue llevado a pie por la calle Sánchez, a empujones y golpes, encadenado por los tobillos y manos. Le hicieron una de las humillaciones más terribles que se ha visto en Macorís. Comentan que curiosos, la mayoría ‘lúmpenes’ con botellas de alcohol en las manos, pagados, chillaban a toda voz “maldito asesino-gavillero”, y que les lanzaban huevos, orines, cáscaras de naranjas, etc. Otros consideran que le condujeron en una carreta de basura, sucediendo lo anterior.
¡Caramba, cuánta deshonra, cobardía y traición en contra de un héroe!
Don Julio manifiesta que el Comandante Evangelista fue asesinado próximo a la medianoche del mismo día de su detención, 6 ó 7 de Julio de 1917, sin hacerle ningún juicio, violándole todos sus derechos. Se asegura que fue denunciado por ciertos seudos ‘intelectuales’ que deseaban dirigir la lucha nacionalista desde la sombra, sin arriesgarse para nada y luego pasar factura. Aparte del dinero que recibieron por su pusilánime felonía, serían después diplomáticos del trujillato por muchos años.
Se ignora en dónde sepultaron el cuerpo de ‘Vicentico’, ya que jamás fue hallado. ¿Sus criminales lo lanzaron al mar, amarrado a un objeto pesado como con frecuencia efectúa la conocida MAFIA, esa incondicional aliada del Vaticano y de la CIA? ¿Fue enterrado secretamente en el viejo cementerio de Villa Providencia o por el ‘Pley Coloráo’? ¿En dónde reposan los restos del olvidado Comandante Guerrillero, mortificado por hombres sin dignidad que no respetaron el convenio rubricado entre los interesados por lograr el Alto al Fuego en el Este? ¿Qué habrá pasado con su Diario de Campaña, del cual aseguran sus partidarios, también su hija, que siempre llevaba consigo, anotando cuanto sucedía? ¿Qué le ocurrió al supuesto Documento con el cual lo engañaron, firmado por testigos, incluyendo un jerarca de la Iglesia Católica? ¿Se limpiaron el trasero con el mismo, algo común entre los yanquis, ya que así lo atestigua la historia, empezando con los propios nativos de Norteamérica, a quienes mataron por montones para hurtarle sus terrenos?
Es bueno señalar, como lo considera don Julio Gautreau, que ‘Vicentico’ fue el único combatiente fusilado de modo tan extraño, sin explicación, escondiendo hasta su cadáver a familiares y amigos que lo reclamaron. ¿Por cuál razón lo hicieron? Es una interrogante que nunca los interventores dieron a conocer. ¿Temieron, igual que los sacerdotes Judíos con el sepulcro de Jesús, que se convirtiera en un verdadero mausoleo de peregrinaje? Claro, esto es muy probable. Su desaparición continúa siendo una gran incógnita. Es que en esa forma lo quisieron ellos, ya que los intereses del Imperio se halla por encima de todo.
Dos preguntas: ¿Por qué no le hicieron nada, ni siquiera estuvo preso, apenas interrogado, el conocido general Desiderio Arias, que hasta un merengue lo reconoce como un “come-hombres”, pero cuando llegaron los gringos se escondió como una rata, y eso que poseía un alto cargo militar en el gobierno de turno? ¿Por qué ninguna autoridad gubernamental ha levantado en el Este un Monumento a todos esos valerosos hombres que combatieron su lucha nacionalista contra el yanqui invasor, como se hizo con La Barranquita en el Cibao y la obra en el Seibo sobre la emboscada de Palo Hincado cuando aún la República Dominicana no existía? Nada de esto se ha realizado porque no eran capitaleños y mucho menos cibaeños. Pelearon contra los yanquis los dueños del país, quienes hacen la gana aquí, porque los gobernantes que hemos tenido no han tenido dignidad, exceptuando a don Juan Bosch. Sin embargo, lentamente la verdad se va abriendo paso, y muy de veras llegará un régimen que los pondrá en su justo lugar. Mientras tanto, debemos confirmar: ¡Loor por siempre a los héroes que valerosamente ofrendaron sus vidas durante varios años, combatiendo contra los interventores norteamericanos en 1916!.
En la administración municipal del Ayuntamiento de Macorís, 1986-1990, cuando el munícipe Manuel Rodríguez Robles era presidente de la Sala Capitular, los honorables Regidores aprobaron una solicitud de varios compueblanos, solicitada por el autor, para que una vía de esta ciudad llevara el legendario nombre del general Vicente Evangelista, ‘Vicentico’. Pero no fue hecha de inmediato, pues las autoridades esperaron para rotularla junto a otras calles pedidas por las mismas personas, como fueron la del guerrillero Ramón Natera, la señorita Camila Álvarez Morales, maestra de varias generaciones, igualmente la del valeroso periodista-escritor Andrés Requena Franco, autor de las novelas “Enemigos de tierra” y “Cementerio sin cruces”, esta última su obra cumbre y por la cual se considera que Trujillo lo mandó a matar en Nueva York con una bomba que sus mercenarios hicieron explotar en una cabina ónica al mentirle acerca de una supuesta llamada de una chica.
Debo informar que la rotulación de esas calles se realizó durante una preciosa tarde con la asistencia de poquísimas personas. Se leyeron semblanzas de esas grandes personalidades. Me sentí feliz. Debo confesar que mientras los poetas don Vinicio Vguera Ozuna y Félix Ramírez Sepúlveda declamaban versos y cantaban hermosas baladas, tocando Rafael (‘Capi’) Daguendó Carbuccia su violín, yo me acordaba de mi profesora Camila Álvarez, quien me enseñó a leer con inmenso amor. Además, traté de imaginarme a los intrépidos nacionalistas Vicente Evangelista, Ramón Natera, Telesforo Santana Polanco (sobrino de ‘Vicentico), Martín Peguero, Basilio Santana, Ramón Batía, etc., galopando por nuestra llanuras. Asimismo al escritor Andrés Requena escribiendo su obra que lo llevó a la muerte, "Cementerio sin cruces."
(*): La Loma de la Vaca era un cerro inextricable perdido entre una cadena de montañas en la sección Magarín, El Seibo, a cuya cima sólo podía llegarse caminando por el medio de un arroyo de aguas profundas” (tomado del texto de Julio Gautreau)
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Alianna de la Rosa -
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