'CUANDO NADIE VIENE A VERTE'
Por Bernot Berry Martínez (bloguero)
Al encontrarte solo en tu morada encantada,
sin que vengan a saludarte amigos de ayer,
debes comprender que prepararte tienes para
partir sin mirar atrás,
llevando tu alegría a cuestas como todo
hombre debe hallarse preparado.
Sí, cuando nadie viene a verte a tu vivienda
de ensueños y no compartan la soledad,
pobreza, padecimientos,
los tantos desengaños,
sufrida enemistad,
odiosas miradas que ansiaron destruirte,
esfumarte, corromperte,
puedes discernir fácilmente que ya no hay
esperanza en pueblo fantasmal,
sin espíritu progresista,
y que imperativo es marcharte lejos,
allende del mar,
cuan ave sin bandada,
con derrotero hacia el final del arco iris,
cargando sobre tus hombros cuanto en tu
vida fue positiva:
bondades de tus progenitores,
retozos con hermanos y amigos,
canto del ruiseñor,
volada del colibrí,
ronroneo del gato cabezón,
vistas de gaviotas y alcatraces,
celeste panorama con preciosas tijeretas,
el cigüín amarillento que en tu mano comió,
la majestuosa preciosidad del mar,
vuelo serpenteado de mariposa,
ojeadas de personas que te amaron,
verdor de bosques,
primer beso junto al murmurante Río
Macoríx,
luces de luciérnagas,
brillantez de estrellas,
sonrisas de niños,
abrazo emotivo de madre ausente,
consejos de padre ido a destiempo,
antiguos crepúsculos de tu querido pueblo,
fragancia del limonero,
el rompeolas, ‘playa de muertos’, el faro,
cocotales, olor de monte adentro,...
¡Caramba, cuántas cosas lindas llevarás
encima en aquel viaje sin retorno,
con golondrinas trinando alrededor,
campanas doblando a distancia,
armoniosa música persiguiéndote,
talvez ella anunciando,
afirmando al misterioso viento,
que pronto te le unirás con cuanto
hermoso cargas contigo!
¡Cierto, quizás entonces conocerás su
procedencia y los milenios que tiene!
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