'ESE GENERAL RENUNCIANTE'

               

Por Bernot Berry Martínez

 

El país más corrupto del mundo, EE.UU., con distintos rostros que emite al mundo, ha ofrecido una bochornosa deshonra inmoral, pues el general David Petraéus, Jefe de la CIA, un supuesto héroe de la guerra en Irak, renunció a su cargo con carta entregada a Husein Obama, a consecuencia de que el FBI lo descubrió en un acto sexual con una joven secretaria. Eso es un gran delito en yanquilandia, una nación en donde los jóvenes practican el sexo desde la secundaria. Pero quieren privar en moralistas, que sus hombres y mujeres son ejemplos a todos los países del gran contaminado planeta Tierra.

Este general no tenía que renunciar. ¿Acaso lo hizo Clinton cuando era presidente en el escándalo con aquella jovencita (se afirma que ahora es millonaria), cuando realizaba un trabajito en la Casa Blanca el cual se lo consiguió por la izquierda el entonces chulo presidente? No, no lo hizo y su popularidad aumentó entre los estadounidenses. Ahí demostró EE.UU lo que es: una nación hipócrita, simuladora, de fariseos, poseedores sus altos funcionarios de inmoralidades diferentes. Son culebrones. Senadores y congresistas gays y lesbianas, en donde los hombres y mujeres se casan entre ellos.

Estados Unidos de América es la escoria del mundo. No le pueden dar ejemplo a nadie en cuestiones de moralidad. Mujeres y hombres desde la juventud practicando el sexo cual si fuera un deporte. Y ahora con esas drogas que los norteamericanos no pueden vivir sin ellas, es algo fabuloso. Lo que acontece es que Husein Obama quiere dar muestra de ser un hombre sumamente moralista. Mentira, Husein, tal vez eres tan corrupto o más que el general renunciante, igual que la mayoría de tus funcionarios. Eres un gran simulador que tus asesolres, se asegura, compraron votos a los hambrientos, borrachos y drogadictos, principalmente a los latinos que buscaron “su sueño americano” y terminaron en lo que hoy son: unos arrastrados en patria ajena.

¡Qué pena dan los hispanos en EE.UU! No lucharon por sus respectivos países para hacerlo digno de vivir sus ciudadanos, vendiendo sus votos a cualquier partido politiquero, y se fueron a aventurar de oportunistas a buscar los mangos bajitos en yanquilandia.