'ESE DOCE DE ENERO' (Poemita)
Por: Bernot Berry Martínez (bloguero)
Qué triste era la situación de ellos.
Una desesperanza en horizonte les había
hecho bajar la guardia.
Una pregunta roía sus entrañas: ¿caerían
con la vestimenta del combatiente
abandonado?
Parecían náufragos andando por calles
fantasmales, perseguidos por seres crueles,
lisonjeros, miradas rencorosas y sin
conciencias.
Eran cuatro pilares por un ideal que talvez
jamás morirá.
La oscuridad del anochecer se tragaba sus
angustias.
Pero vigilantes hallábanse esos pajarracos
agoreros, picos curvos, insaciables de sangre,
con orden suprema de encontrarlos en
cualquier escondrijo.
Y los detectaron. Y graznaron felices. Y
realizaron vuelos rasantes.
Ellos les vieron las odiosas vistas aceradas.
¿Qué hacer?
Cansados de huir estaban.
Percibieron que iban rodeándolos.
La noche se hizo más oscura que nunca.
Contemplaron estrellas en el cosmos.
Sonrieron de manera franca, cuan lo hacen
los valientes.
Y porque no encontraron otra alternativa,
prefirieron fundirse para emitir luz,
iluminar senderos pedregosos.
Desde entonces, cuatro astros más están
brillando sobre esta isla ensangrentada.
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