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Bernot Berry Martinez (Turenne)

MARIA EVA DUARTE DE PERON,'EVITA',1919-1952'.



Por Bernot Berry Martínez (bloguero)



El día 26 de julio de 1922, murió una progresista gran mujer de Argentina y el mundo. Tuvo una infeliz infancia. Apenas terminó la primaria. Y sin embargo, empeñada en triunfar en la vida para socorrer a los argentinos, se hizo actriz y locutora, defendiendo siempre a los obreros de los sindicatos, quienes fueron apoyándola con vehemencia.

Fue una incansable luchadora por el bienestar de los oprimidos, y esto le trajo poderosos enemigos entre la oligarquía, la Iglesia Católica y los generales ‘tragadores de hombres’.

Empero, un valiente militar, carismático, de nombre Juan Domingo Perón, ya presidente constitucional, le poseyó una inmensa admiración. Se enamoró de ella y se casaron, convirtiéndose en Primera Dama. Esta consecuencia le dio la oportunidad de aumentar sus ayudas por los desposeídos, granjeándose una inmensa simpatía entre los humildes de Argentina y de otros países. No obstante, en esa misma medida creció el odio de los oligarcas y sus aliados (sin olvidar a los norteamericanos) contra ella, volviéndose más conspiradores del legítimo régimen del presidente, su esposo.

Evita formó la Fundación Perón. Su fama se elevaba a medida que ayudaba a los muy necesitados, principalmente a sus queridos obreros y familiares. Era una mujer que
desbordaba optimismo y enorme simpatía. Ha sido la más grande entre las damas
argentinas y la más calumniada por los expertos jesuitas y demás curas
pedófilos.

En ese tiempo el machismo argentino se empleó a fondo para desacreditar al presidente Perón. Decían que él era dominado cual manso gatito por una mujer del bajo mundo, una vil callejera. Todo era parte de la conspiración, pues Eva siempre le tuvo un gran respeto a su marido, a quien amaba con enorme pasión. Pero la envidia es la más terrible de las pasiones escapadas de la Caja de Pandora.

¡Cuán tristes y peligrosos son los envidiosos!

Evita fue autora de dos libros: ‘La razón de mi vida’ y ‘Mi mensaje’. En este último le da durísimo a los curas y al imperialismo yanqui. ¡Qué valiente fue esta incomparable mujer de aquel entonces!

Por desgracia enfermó de cáncer del cuello uterino, trayendo bastante consternación a Argentina y muchísima alegría a sacerdotes, oligarcas y a esos generales que no
son fieles a nadie. El odio de ellos hacia ella era tan grande que escribían letreros en las paredes donde se hallaba internada con la palabra “cáncer”. Era una forma sicológica para molestarla más, de asustar a las personas que acudían por centenares a visitarla. Es que no existe algo más perverso que la oligarquía y sus seguidores.

Murió el 26 de julio de 1952. Tenía 33 años. Su cadáver lo embalsamaron como muestra de gratitud, aprecio, Espíritu del Peronismo. Su sepelio, seguido por más de dos millones de personas, fue expuesto en la GGT, la cual duró tres días en huelga
mientras el gobierno decretó más de un mes de duelo nacional. Su tumba sería el
Monumento a los Descamisados, una idea de Evita, que el gobierno mandó a
construir.

Cuando vino el Golpe de Estado contra Perón (1955), su cadáver lo hicieron desaparecer de la GGT. Parece que sus enemigos no querían que fuera sitio de adoración. Se dice que fue ultrajado por blasfemos militares. Afirman que un oficial lo escondió en una camioneta por varios días, que abandonó el vehículo con el cuerpo adentro por varias calles de Buenos Aires, que puso el féretro parado en su oficina,
etc. Aseguran que esa locura del oficial y ciertos curas cómplices terminó cuando el Papa Pío XII, un terrible enfermo fascista, ordenó que el mismo fuera conducido a Italia en barco. Allá, en Milán, la sepultaron con el nombre de otra mujer. Diversas momias con su figura fueron regadas por varios países de
Europa con fines de confundir a quienes buscaban al verdadero.

Más de 14 años estuvo escondido. Se hicieron numerosas averiguaciones. ‘Los Montoneros’ trataron de cambiarlo por un importante político (Aramburu), no dando sus frutos. Por fin se lo entregaron a Perón en Madrid, España. Le faltaba un dedo, la nariz se hallaba algo dañada, pero aún estaba en buenas condiciones. Luego de muchas dificultades lo retornó a Argentina la presidenta Eva Martínez de Perón. Desde hace años sus restos reposan en el panteón familiar de los Duarte, dejándola sus enemigos por fin descansar en paz. Pero el odio hacia ella no se extingue. Es que los fascistas, repito, jamás perdonan.

La actual presidenta, Cristina Fernández, puso a circular un billete de cien pesos con la figura de Eva Duarte de Perón, la gran nacionalista y amante de Los Descamisados.

Sólo anhelo que la luz de la inmensa memoria de ‘Evita’ ilumine los oscuros senderos por los cuales transita Cristina Fernández.

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