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Bernot Berry Martinez (Turenne)

¡QUE GRANDE ERES, JUEZ GARZON!

 

 Por: Bernot Berry Martínez  (bloguero)                       

   

    El excelente juez Baltasar Garzón, valeroso y honrado hombre de justicia, ansiando complacer a muchas personas que acudieron a su despacho con la finalidad de que indagara adónde el franquismo-falangista-fascista sepultó a numerosos de sus parientes (incluyendo de quien escribe), asesinados en la Guerra Civil y durante aquel régimen de terror que azotó España por cerca de cuatro décadas. Entre esos ejecutados había republicanos, antimonárquicos, demócratas, progresistas. Los familiares desean conocer el lugar donde se hallan sus restos para con seguridad trasladarlos al cementerio, llevarles flores, llorarlos, meditar junto a sus sepulturas. Es algo justo cuanto anhelan, y de igual forma, pensamos, así lo quiere el justo juez Garzón.   

    Empero, ¿qué ha pasado? Bueno, la monarquía criminal y adulona de la ultraderecha (antes lo fue de los nazis), se sintió molesta por tales indagaciones, miedosa de que su cruel pasado saliera a flote, armándose tal vez un tremendo escándalo. Por tanto, hicieron que unos cinco “jueces” desestimaran cuanto comenzó a investigar el juez Garzón y sus ayudantes, tratando de que la caja de pandora no fuera abierta y salieran las verdades que encierra a recorrer este ya pequeño planeta, pues el avance tecnológico así lo ha convertido en una "aldea global”.

    Estos monárquicos no tienen honor. Por eso sus oficiales hacen que los soldados de la monarquía cometan la apostasía de gritar: “Dios salve al rey”.  El rencor corroe sus entrañas. Los defensores de la monarquía están dispuestos a volver sobre las huellas de su penoso pasado en caso de que su amo y señor se lo exija. No obstante, éstos no conocen que otros tiempos dominan al mundo, y que tal vez llegarán a verlo.

    Claro, por lo informado más arriba fue que los monárquicos prohibieron al destacado magistrado Garzón a continuar con sus pesquisas. Sin embargo, esto es el comienzo. Están preparando llevarlo al Tribunal y hasta condenarlo. Es que ellos no juegan. Ya lo despojaron de su investidura de juez. Es una vergüenza para España, Europa y toda la humanidad. Es que la ultraderecha es funesta en defensa de sus putrefactos títulos. Es indispensable que la desaparezcan por siempre. Hay que legislar una Ley para eliminarla, lanzarla en lo más profundo del Océano Pacífico. Pero no solamente a la española, sino a la siniestra inglesa, la más terrible de todas.   

    Señores, siempre se ha dicho que la monarquía es poderosa. No perdona. Es sumamente vengativa. Tienen la paciencia de los buitres. Estudian a Maquiavelo desde la infancia, siendo su principal profesor. Por tanto, cada vez debemos admirar más a la grandiosa Revolución Francesa. Ella indicó el camino contra esos criminales y sus hipócritas consejeros: los curas pedófilos. Se debe eliminar a esos parásitos que viven del humilde pueblo. Es imprescindible que los ciudadanos tomen conciencia. 

    Detrás de cuanto acontece al inmenso moralista, honesto y justiciero juez Garzón –el que le hizo el lío al fascista criminal Pinochet y ahora quieren vengarse-- se puede tener la certeza de que se encuentra la mano del rey Juan Carlos I, traidor de su padre Juan de Borbón, el nieto de Alfonzo Xlll, todo con el consentimiento de las Cortes Españolas, puestas por el asesino de Franco para llenar cierta apariencia, ya que hasta el más bobo de los españoles sabía que quien mandaba desde el 1939 era el tirano Franco, a quien el cura mayor, el Papa, lo tituló “caudillo de España por la gracia de Dios”.       

    En la conciencia del rey Juan Carlos hay una mancha que le crece con el tiempo. Hasta sus familiares cercanos le temen a su impetuosa rabia. Los rumores afirman que se despierta con cierta frecuencia durante las noches con terribles pesadillas, dando gritos, sudoroso, los ojos muy abiertos, jadeante, cuando con cierta regularidad la figura de su hermano Alfonzo se le aparece señalándolo, acusándolo de su muerte. El príncipe Alfonzo era el preferido de la mayoría de los españoles. Se cuenta que con regularidad Juan Carlos visita un siquiatra muy discreto, tratándolo sobre esos sueños que comentan algunas esposas de los integrantes de las “Cortes Españolas”, haciéndose eco la prensa sensacionalista, poniéndose rabioso Juan Carlos quien a veces coge una espada y se pone a dar fuertes espadazos contra las paredes. Se asegura que el príncipe Alfonzo era envidiado por el ignorante Juan Carlos, y por esto lo eliminó en un supuesto accidente cuando se le escapó un tiro de un revólver con el cual jugaba apuntando a su hermano. Se considera que le tenía una envidia tremenda porque Alfonzo era todo lo contrario a él, principalmente en astucia militar e inteligencia, un ser apto para gobernar.

    La muerte del príncipe Alfonzo aconteció un Jueves Santo del 29 de marzo de 1956, en Inglaterra. Y claro, su asesino salió bien. Y hoy es rey de España.

                                                                                                                                                                                              

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