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Bernot Berry Martinez (Turenne)

ESA RIDICULA CORBATA

 

                                   

Por: Bernot Berry Martínez    (bloguero)

 

    La gran realidad es que cada vez más la corbata, sin importar marca y color, ha ido cayendo en una extrañeza espantosa. Las personas que se la ponen se ven ahora raras, atrasadas, en estos nuevos tiempos del Siglo XXI. Esta época lo está cambiando todo. Es un rápido transformador del anterior.

    Ya la corbata pertenece al pasado. Por eso cada vez más esa prenda se está usando menos. La misma molesta bastante en el gaznate, dando la impresión de que una serpiente se halla pegada al cuello, mordiéndolo. Y no estamos bromeando. Es que la realidad le ha ido ganando la delantera a la ficción. ¿Para qué sirve la corbata? Oh, para quien se la ponga pase ahora por ridículo. Ella pertenece a tiempos idos. Tal vez vuelva a ponerse de moda años después, pues las cosas se repiten. Todo cambia, y en esta ocasión a pasos agigantados. La electrónica está llevando a las personas con demasiada prontitud, quedándose regularmente rezagadas.      

    Si el lector se pone con seriedad a ver a nuestros importantes hombres de hoy, los ‘denominados triunfadores del momento’ (empresarios, artistas, etc.) observará que muy pocos usan ya a la serpiente mordiente, notando que la mayoría se hallan vestidos de manera sencilla, sin esa odiosa prenda prendida a sus gargantas. Y se perciben elegantes, no así los corbateros, los cuales dan  la impresión de espantapájaros. ¿Y por qué se ven bien? Bueno, es debido a que no poseen dicha prenda, la que va directo hacia el museo de la moda. Ya ella tiene una parte dentro del recinto histórico, el nudo, y la otra fuera, como tratando inútilmente de sobrevivir, algo imposible porque todo goza de su tiempo, y a la misma le llegó el suyo, cumplió la misión para la cual la crearon, esencialmente con más rapidez en los países tropicales, con calor espantoso.      

    ¡Vaya, vaya, qué risibles se contemplan esos funcionarios del nuestro gobierno y los legisladores de ambas Cámaras con sus corbatas de variadas tonalidades!

Muchos son tan arrogantes que hay que cogerles pena. ¡Realmente parecen ‘pariguayos’!

    Sus mujeres son las primeras que se burlan de ellos, y las otras lo hacen a carcajadas. Mientras sus esposas se visten casi desnudas, exhibiendo sus enormes senos siliconados, con unos vestiditos tan cortos que se les notan sus diminutos taparrabos, éstas ponen a sus ‘hombres’ como modelos de vitrina parisina. ¡Qué ronca barbaridad! Y eso que privan en leones, tigres, leopardos, etc. Empero, no son más que corderitos trajeados a la antigua. Hacen cuanto les ordenan las ‘mandamás’, las ‘domadoras...   

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