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Bernot Berry Martinez (Turenne)

¿Y QUIEN ES ESE DON?

                       

Por: Bernot Berry Martínez  (bloguero)

 

    La gran verdad es que en el mundo de las clases sociales existen muchas diferencias, las cuales no vamos a identificarlas con claridad porque pensamos que quienes poseen casi tres dedos de frente las conocen de forma cabal. Por tanto, no es preferible darlas a conocer para aquellos que no piensan, no saben leer, ya que ésos se encuentran más perdidos que el pobre hijo del famoso piloto estadounidense Charles Limberg, el cual fue el primero en cruzar el Océano Atlántico en aquel avioncito llamado “El Espíritu de San Luis”.

    Pues bien, en Rep. Dominicana le llaman don a cualquier personaje con mucho dinero, sin importar la forma en la cual lo consiguió. Es una manera de respetar el poder y mando que posee ese individuo por su riqueza, igualmente los demás, sus iguales.

    En este país existe un servilismo fabuloso hacia esas personas que dan empleos, chiripas, regalos, etc. Incluso raras veces saludan a viejos conocidos cuando van en lujosos vehículos. Regularmente fuman carísimos habanos. Algunos andan con grandes sombreros y siempre van acompañados por personeros de caras duras, armados con pistolas, escopetas, ametralladoras. Éstos son la seguridad personal de los dones, quienes los cuidan por donde marchan con arrogancia.  Es difícil acercarse a tales sujetos, pues sus cuidadores no van lejos para pegarle un tiro a cualquiera, quedando todo bien ya que la ‘justicia’ dominicana hace tiempo que se fue de viaje para quienes poseen dinero y tal vez jamás retornará.

    El don hace y deshace. Es un ser poderoso a todo nivel. Se mete en hondos y variados negocios que le traen pingües beneficios. Y aunque se sospecha en qué se hallan metidos, la mayoría de la gente calla, se queda tranquila, nadie dice nada, pues es peligroso hablar y actuar. Es que el temor al asesino que acecha con esa alevosía profesional con la cual actúa produce gran recelo del futuro.  

    A los dones los hacen senadores, diputados, alcaldes, funcionarios, sindicalistas, etc. Pueden ser empresarios radiales, televisivos y dueños de periódicos (varios tienen decenas de radiodifusoras, tanto a nivel nacional como internacional). Son verdaderos potentados de la comunicación. Los políticos y militares, sumisos, se hallan a su entera disposición o los desacreditan, los “ponen por las cuatro esquinas” como afirma el dicho. Poseen los directores de sus medios y muchos farsantes periodistas para hacerlo. Y aquellos que no desean actuar de ese modo porque poseen ética, entonces les dan una patada tan formidable que caen en la Bahía de Samaná en donde se pudren por siempre o mandan a desaparecerlos. El terror corre entre los periodistas independientes, ya que éstos no son empleados suyos y son a nivel internacional los más asesinados por sus informaciones.

    Por consiguiente: que vivan la Libertad de Expresión, los Derechos Humanos y el Periodismo Independiente con ética. Mientras tanto, debemos recordar aquella guaracha que dice: “Cuando yo tenía dinero me llamaban don Tomás, y ahora como no tengo, me llaman Tomás na más”...                    

 

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